El miércoles vimos las armas con las que contaba un legionario como la espada, la lanza pilum, la daga... pero hoy hemos visto algunas de las grandes armas que tenía el ejército romano para sus ataques.
Una de ellas es el ariete que servía para romper puertas o murallas.
Otra de las armas es la ballesta, que se usaba para lanzar sobre todo flechas.
La torre servía para albergar soldados en su interior y poder llegar hasta la cima de las murallas.
La catapulta se usaba para derribar los muros lanzando piedras u objetos pesados.
Con estas armas de asedio, los soldados romanos podían conquistar cualquier ciudad amurallada.
En la ficha de trabajo debíamos escribir el nombre de las armas de asalto hoy aprendidas.
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